Edificios y Salud. 7 Llaves para un edificio saludable
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Fecha
2019Materia/s Unesco
Resumen
Los espacios donde vivimos precisan ser protectores para la salud y el bienestar; su iluminación, su accesibilidad, su climatización, su aislamiento acústico y térmico, su calidad constructiva, su seguridad… En sentido contrario, las viviendas con malas condiciones de habitabilidad, que suelen asociarse a la masificación y el hacinamiento, son factores que claramente incrementan el riesgo de enfermar, acortan la vida y reducen la salud y el bienestar de los que las ocupan. Nuestro entorno no es solo la vivienda; la trama urbana es el otro gran componente del hábitat; porque fuera del hogar está el barrio, los comercios, los mercados, los servicios, el transporte, la escuela, los trabajos, el ocio… Y también fuera está el componente fundamental de socialización del ser humano a través de la comunidad. Un entorno que puede ser protector y ayudar a que nos realicemos como personas y como ciudadanos; o que puede ser patógeno, al crear inseguridad, riesgos o ausencia de servicios colectivos. El urbanismo es el otro gran vector de la habitabilidad y de la salud. Pero la salud, la vivienda y la ciudad son reflejo de la forma en la cual las sociedades son capaces asumir objetivos de igualdad y derechos básicos de ciudadanía. Las desigualdades sociales en salud son un reto esencial para todos y un compromiso formulado por la Organización Mundial de la Salud, ampliado por la Organización de las Naciones Unidas dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La presente obra de edificios y salud… es, sin duda, una expresión de un compromiso similar del mundo profesional de la Arquitectura Técnica, que viene a aportar una valiosa síntesis de siete dimensiones que antes hemos glosado, para conseguir un edificio saludable. Felicitamos la iniciativa y esperamos que tenga un buen recibimiento entre todas las personas y colectivos interesados.
Los espacios donde vivimos precisan ser protectores para la salud y el bienestar; su iluminación, su accesibilidad, su climatización, su aislamiento acústico y térmico, su calidad constructiva, su seguridad… En sentido contrario, las viviendas con malas condiciones de habitabilidad, que suelen asociarse a la masificación y el hacinamiento, son factores que claramente incrementan el riesgo de enfermar, acortan la vida y reducen la salud y el bienestar de los que las ocupan. Nuestro entorno no es solo la vivienda; la trama urbana es el otro gran componente del hábitat; porque fuera del hogar está el barrio, los comercios, los mercados, los servicios, el transporte, la escuela, los trabajos, el ocio… Y también fuera está el componente fundamental de socialización del ser humano a través de la comunidad. Un entorno que puede ser protector y ayudar a que nos realicemos como personas y como ciudadanos; o que puede ser patógeno, al crear inseguridad, riesgos o ausencia de servicios colectivos. El urbanismo es el otro gran vector de la habitabilidad y de la salud. Pero la salud, la vivienda y la ciudad son reflejo de la forma en la cual las sociedades son capaces asumir objetivos de igualdad y derechos básicos de ciudadanía. Las desigualdades sociales en salud son un reto esencial para todos y un compromiso formulado por la Organización Mundial de la Salud, ampliado por la Organización de las Naciones Unidas dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La presente obra de edificios y salud… es, sin duda, una expresión de un compromiso similar del mundo profesional de la Arquitectura Técnica, que viene a aportar una valiosa síntesis de siete dimensiones que antes hemos glosado, para conseguir un edificio saludable. Felicitamos la iniciativa y esperamos que tenga un buen recibimiento entre todas las personas y colectivos interesados.