Antigua fábrica GAL en Alcalá de Henares. Con olor a nuevo
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2020Unesco Subject/s
Abstract
La fábrica Gal, declarada Bien de Interés Cultural, se recupera alrededor de su gran sala multifuncional. Completan el programa un centro sociocultural y un espacio expositor de tecnologías renovables. Los perfumes aún se perciben en algunos rincones de la antigua fábrica Gal de Alcalá de Henares, incluso a través de la obligada mascarilla. Jabones, cosméticos y otros productos se preparaban en la gran nave, de unos 1.000 m2, situada en la primera planta. Sesenta años después de su construcción, es el espacio central el que destina la reciente rehabilitación a distintas actividades (exposiciones, ferias, etc). El acceso principal, por el número 7 de la calle de Roma, conduce directamente a él mediante una amplia escalera. “Es de los pocos puntos donde se rompieron el forjado y la pared originales. Las actuaciones han guardado el máximo respeto por lo existente: hasta se conservan las imperfecciones de las vigas, que nos hemos limitado a pintar”. Así lo refiere Juan Amago, arquitecto técnico y director de la ejecución de la Obra, junto con Alfredo González y Alberto Vicente. No en vano, el edificio está protegido como Bien de Interés Cultural. Este espacio multifuncional se actualiza para recibir a unas 2.000 personas. Su testero sur lo recorre una galería a media altura que unía los núcleos este y oeste de la fábrica; en ella se han creado dos escaleras que la conectan con la gran sala. En el frente opuesto, norte, “por necesidades de evacuación se abrieron tres salidas de emergencia; dan a tres escaleras metálicas de un tramo, con suelo de chapa lagrimada de 6 mm de espesor, que desembarcan en la calle Ucrania”, describe el arquitecto técnico. También se proyecta una apertura al vacío por donde subir objetos grandes para las ferias y actos, mediante el uso de una plataforma elevadora por el exterior.
La fábrica Gal, declarada Bien de Interés Cultural, se recupera alrededor de su gran sala multifuncional. Completan el programa un centro sociocultural y un espacio expositor de tecnologías renovables. Los perfumes aún se perciben en algunos rincones de la antigua fábrica Gal de Alcalá de Henares, incluso a través de la obligada mascarilla. Jabones, cosméticos y otros productos se preparaban en la gran nave, de unos 1.000 m2, situada en la primera planta. Sesenta años después de su construcción, es el espacio central el que destina la reciente rehabilitación a distintas actividades (exposiciones, ferias, etc). El acceso principal, por el número 7 de la calle de Roma, conduce directamente a él mediante una amplia escalera. “Es de los pocos puntos donde se rompieron el forjado y la pared originales. Las actuaciones han guardado el máximo respeto por lo existente: hasta se conservan las imperfecciones de las vigas, que nos hemos limitado a pintar”. Así lo refiere Juan Amago, arquitecto técnico y director de la ejecución de la Obra, junto con Alfredo González y Alberto Vicente. No en vano, el edificio está protegido como Bien de Interés Cultural. Este espacio multifuncional se actualiza para recibir a unas 2.000 personas. Su testero sur lo recorre una galería a media altura que unía los núcleos este y oeste de la fábrica; en ella se han creado dos escaleras que la conectan con la gran sala. En el frente opuesto, norte, “por necesidades de evacuación se abrieron tres salidas de emergencia; dan a tres escaleras metálicas de un tramo, con suelo de chapa lagrimada de 6 mm de espesor, que desembarcan en la calle Ucrania”, describe el arquitecto técnico. También se proyecta una apertura al vacío por donde subir objetos grandes para las ferias y actos, mediante el uso de una plataforma elevadora por el exterior.