Arquitectura Técnica: técnica para la arquitectura
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1997Abstract
Nadie debería pasar por la existencia sin sumar su aportación al grupo social que pertenece. Mucho más si la ocupación dentro de ese grupo es tan noble como sugiere la expresión una verdad como una casa, en la que resultado de nuestros esfuerzos (la casa) queda unida a la mejor expresión de la aspiración humana de perfección (la verdad). No pasar de forma anodina es un modo, complementario con otros, de dar sentido a la propia vida. Por la misma razón ningún grupo de promociones contemporáneas (una generación) de un grupo profesional debería pasar desapercibida en su ciclo activo. Digo un grupo de promociones contemporáneas porque obviamente en esta I Convención coincidimos, simplificando mucho, al menos tres grupos de profesionales con edades situadas, a su vez, en tres etapas activas del ejercicio profesional. Las tres etapas (con todas las reservas) pueden ser la que va de los 25 a los 40; de los 40 a los 55; de los 55 a los 70. Al final de la convención podremos conocer las estadísticas, pero, en teoría y con una distribución que desconozco, aquí podemos estar desde diplomados de los años 50 a diplomados del año pasado. Desde el punto de vista corporativo cada una de las edades se puede relacionar con etapas que podemos denominar como de iniciación, poder y traspaso. Cada uno puede individualmente vivir estas etapas de modos muy diferentes, pero esta clasificación puede servir para entendernos. En la fase de iniciación los jóvenes llegan pensando que las cosas en la profesión son como deben, Al comprobar que no (siempre ocurre), su reacción puede ser desear el cambio, resignarse o acomodarse. Del número de ex jóvenes que adopten una y otra postura dependerá cómo se va a ejercer el poder en la fase correspondiente. Igualmente, de cómo se ejerza el poder va a depender que la madurez sea creativa y que en la fase de traspaso haya algo que traspasar. Qué mejor expresión de madurez y uso adecuado del poder que esta Convención. El mero hecho de estar aquí demuestra que esta generación de aparejadores y arquitectos técnicos no quiere pasar por la profesión sin dejar huella. Y ello, con un ejercicio tan clásico como el de la convención o congreso técnico y tecnológico. Y ya tenemos aquí la palabra mágica: técnica y tecnología. Todas las profesiones tienen su técnica, pero pocas como la nuestra tiene un contenido más preñado de conocimiento especializado aplicado, que no otra cosa es la técnica. Y así nos llega con naturalidad la segunda palabra mágica: especialización.
Nadie debería pasar por la existencia sin sumar su aportación al grupo social que pertenece. Mucho más si la ocupación dentro de ese grupo es tan noble como sugiere la expresión una verdad como una casa, en la que resultado de nuestros esfuerzos (la casa) queda unida a la mejor expresión de la aspiración humana de perfección (la verdad). No pasar de forma anodina es un modo, complementario con otros, de dar sentido a la propia vida. Por la misma razón ningún grupo de promociones contemporáneas (una generación) de un grupo profesional debería pasar desapercibida en su ciclo activo. Digo un grupo de promociones contemporáneas porque obviamente en esta I Convención coincidimos, simplificando mucho, al menos tres grupos de profesionales con edades situadas, a su vez, en tres etapas activas del ejercicio profesional. Las tres etapas (con todas las reservas) pueden ser la que va de los 25 a los 40; de los 40 a los 55; de los 55 a los 70. Al final de la convención podremos conocer las estadísticas, pero, en teoría y con una distribución que desconozco, aquí podemos estar desde diplomados de los años 50 a diplomados del año pasado. Desde el punto de vista corporativo cada una de las edades se puede relacionar con etapas que podemos denominar como de iniciación, poder y traspaso. Cada uno puede individualmente vivir estas etapas de modos muy diferentes, pero esta clasificación puede servir para entendernos. En la fase de iniciación los jóvenes llegan pensando que las cosas en la profesión son como deben, Al comprobar que no (siempre ocurre), su reacción puede ser desear el cambio, resignarse o acomodarse. Del número de ex jóvenes que adopten una y otra postura dependerá cómo se va a ejercer el poder en la fase correspondiente. Igualmente, de cómo se ejerza el poder va a depender que la madurez sea creativa y que en la fase de traspaso haya algo que traspasar. Qué mejor expresión de madurez y uso adecuado del poder que esta Convención. El mero hecho de estar aquí demuestra que esta generación de aparejadores y arquitectos técnicos no quiere pasar por la profesión sin dejar huella. Y ello, con un ejercicio tan clásico como el de la convención o congreso técnico y tecnológico. Y ya tenemos aquí la palabra mágica: técnica y tecnología. Todas las profesiones tienen su técnica, pero pocas como la nuestra tiene un contenido más preñado de conocimiento especializado aplicado, que no otra cosa es la técnica. Y así nos llega con naturalidad la segunda palabra mágica: especialización.