Carácter y concepto del presupuesto
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Date
2003Subject/s
Abstract
El objeto del presupuesto de una obra, y más concretamente su forma, debe atender a la finalidad para la que se elabora. Consecuentemente, el proceso que se siga para su elaboración y el método que se utilice para ello, deberán responder a esa finalidad. A su vez, el objeto del presupuesto dependerá del modo en que se piense llevar adelante una construcción y, por eso mismo, del tipo de contrato que rija entre las partes. Así, ni la forma de presentación, ni el método, ni el proceso que se siga para su obtención, serán iguales para todos los casos. Por ejemplo, cuando se trata de elaborar un presupuesto para una obra por el sistema de Project Management, o cuando el proyecto forma parte de un contrato convencional tradicional, los objetos del contrato y su finalidad son muy distintos. Y otro tanto se puede afirmar si nos encontramos en presencia de un proyecto básico o uno de ejecución para cualquiera de los casos anteriores. En el caso de un contrato de un Project Management con su cliente, puesto que la relación entre ambos es transparente -por lo menos en lo que a costes de la obra se refiere-,lo que al cliente le interesa en principio es conocer si el coste por grandes partidas está equilibrado y se corresponde a sus requisitos generales y particulares. Luego, por aproximación al detalle, ambas partes irán definiendo con más precisión cada mínima parte de los requisitos y del coste de la obra, De otro lado, en el caso de contratos de obra convencionales -en los que, por su naturaleza, se produce una información asimétrica con posibles costes enmascarados-, el coste desgranado por unidades de obra es un requisito fundamental desde su comienzo, porque en casi todas ellas se entablará la negociación competitiva a lo largo de la obra. Pero incluso sin recurrir a la anglosajona modalidad del Management, cuando se da el caso del promotor-constructor, sus necesidades de presupuestación no son exactamente las mismas que se requieren para una relación entre promotor de un lado y constructor de otro. De todos modos, es preciso añadir que cada uno de los distintos sistemas de valoración, a los que pasaremos revista de inmediato, son apropiados para cada tipo de contrato y para los hábitos de cada mercado. Olvidar esto, es olvidar la variedad de contratos y el objeto que anima a cada uno de ellos, y, sobre todo, olvidar que los mercados son construcciones cuyas normas y reglas cambian lentamente. Y, sin embargo, como se verá después, más pronto o más tarde, sea cual sea la modalidad de contrato de obra, el presupuesto que se confeccione deberá tomar la forma que todos conocemos: analítico y por unidades de obra.
El objeto del presupuesto de una obra, y más concretamente su forma, debe atender a la finalidad para la que se elabora. Consecuentemente, el proceso que se siga para su elaboración y el método que se utilice para ello, deberán responder a esa finalidad. A su vez, el objeto del presupuesto dependerá del modo en que se piense llevar adelante una construcción y, por eso mismo, del tipo de contrato que rija entre las partes. Así, ni la forma de presentación, ni el método, ni el proceso que se siga para su obtención, serán iguales para todos los casos. Por ejemplo, cuando se trata de elaborar un presupuesto para una obra por el sistema de Project Management, o cuando el proyecto forma parte de un contrato convencional tradicional, los objetos del contrato y su finalidad son muy distintos. Y otro tanto se puede afirmar si nos encontramos en presencia de un proyecto básico o uno de ejecución para cualquiera de los casos anteriores. En el caso de un contrato de un Project Management con su cliente, puesto que la relación entre ambos es transparente -por lo menos en lo que a costes de la obra se refiere-,lo que al cliente le interesa en principio es conocer si el coste por grandes partidas está equilibrado y se corresponde a sus requisitos generales y particulares. Luego, por aproximación al detalle, ambas partes irán definiendo con más precisión cada mínima parte de los requisitos y del coste de la obra, De otro lado, en el caso de contratos de obra convencionales -en los que, por su naturaleza, se produce una información asimétrica con posibles costes enmascarados-, el coste desgranado por unidades de obra es un requisito fundamental desde su comienzo, porque en casi todas ellas se entablará la negociación competitiva a lo largo de la obra. Pero incluso sin recurrir a la anglosajona modalidad del Management, cuando se da el caso del promotor-constructor, sus necesidades de presupuestación no son exactamente las mismas que se requieren para una relación entre promotor de un lado y constructor de otro. De todos modos, es preciso añadir que cada uno de los distintos sistemas de valoración, a los que pasaremos revista de inmediato, son apropiados para cada tipo de contrato y para los hábitos de cada mercado. Olvidar esto, es olvidar la variedad de contratos y el objeto que anima a cada uno de ellos, y, sobre todo, olvidar que los mercados son construcciones cuyas normas y reglas cambian lentamente. Y, sin embargo, como se verá después, más pronto o más tarde, sea cual sea la modalidad de contrato de obra, el presupuesto que se confeccione deberá tomar la forma que todos conocemos: analítico y por unidades de obra.